Las enfermedades inflamatorias del intestino (EII) son un grupo de trastornos crónicos y autoinmunes que causan inflamación y daño en el tracto gastrointestinal. La causa se desconoce, pero existen pruebas que sugieren que las bacterias normales del intestino desencadenan una reacción inmunitaria anormal en personas con predisposición genética. Afecta a personas de todas las edades, pero por lo general comienza antes de los 30 años, habitualmente, entre los 14 a los 24 años. Afecta a ambos sexos por igual. Los familiares de primer grado (madre, padre, hermana o hermano) de las personas que padecen la enfermedad tienen de 4 a 20 veces mayor riesgo de desarrollar este trastorno. La tendencia a darse en familias es mucho mayor en la enfermedad de Crohn que en el caso de la colitis ulcerosa.
Las dos formas más comunes de EII son la Enfermedad de Crohn y la Colitis Ulcerosa.
La CU es una enfermedad inflamatoria del colon (el intestino grueso) y del recto, puede aparecer a cualquier edad, aunque la mayoría de las personas reciben un diagnóstico alrededor de los 35 años.
Está caracterizada por la inflamación y ulceración de la pared interior del colon. Si bien es una enfermedad crónica, puede mantenerse en remisión por largos períodos de tiempo. Esto quiere decir que la enfermedad puede cursar con períodos de actividad e inactividad. Los períodos de actividad se conocen como brotes.
Suele comenzar en el recto, pudiendo quedar confinada a esta localización, o bien, puede extenderse con el tiempo afectando a todo el colon.
A medida que la mucosa intestinal se inflama, se producen lesiones en la pared interna del intestino llamadas ulceras. Esto hace que el colon pierda su capacidad abortiva provocando cuadros de diarrea. Suele acompañarse de moco y sangre en las heces, debido al daño generado. Con el tiempo, esta pérdida de sangre, puede ser la causa de un recuento bajo de glóbulos rojos, o anemia.
Un síntoma que suele ser común en la mayoría de las personas que padecen la enfermedad es la sensación de urgencia para la defecación, así como también, dolor abdominal tipo cólico de intensidad variable. El dolor puede ser más agudo en el lado izquierdo, aunque puede manifestarse en cualquier lugar del abdomen. Suelen perder el apetito y en consecuencia experimentar un descenso de peso y desnutrición, que, asociado con la anemia, genera un cuadro de fatiga y decaimiento generalizado. Existen posibilidades de que los niños con CU tengan deficiencias en su desarrollo y crecimiento.
La EC es una enfermedad crónica que, a diferencia de la CU, puede afectar a cualquier parte del tubo digestivo, y en la que, la inflamación compromete a todo el grosor de la pared intestinal. Afecta de manera discontinua, es decir, en el tubo digestivo se alternan zonas sanas con segmentos inflamados.
No se conoce con certeza la causa de la enfermedad, pero cree que se produce debido a una alteración del sistema inmune causando una respuesta anormalmente aumentada del intestino frente a agentes ambientales, de la dieta o infecciosos. Ciertas personas pueden tener una predisposición hereditaria a presentar esta disfunción. Asimismo, el tabaquismo parece contribuir tanto al desarrollo de la enfermedad de Crohn como a sus recidivas periódicas (brotes o crisis). En ocasiones el sujeto presenta brotes agudos repetidos, y en otras pasan mucho tiempo sin que el brote aparezca.
Los síntomas más comunes de la enfermedad de Crohn son:
Debido a la forma de presentación que tiene la Enfermedad de Crohn, algunas de las complicaciones que puede presentar son:
Además de los síntomas en el tracto gastrointestinal, algunas personas también pueden experimentar una variedad de síntomas en otras partes del cuerpo asociados a la Enfermedad Inflamatoria Intestinal, tales como:
Incluso cuando la enfermedad no está causando con un brote de síntomas gastrointestinales, la persona afectada puede presentar complicaciones que no tienen relación alguna con la enfermedad intestinal, como las siguientes:
Se realiza mediante análisis de sangre y de heces, que permite descartar otras causas de inflamación, como las infecciones por parásitos o bacterias.
También se realizan estudios por imágenes como la endoscopia con biopsia del tejido. Esta prueba es necesaria para establecer el diagnóstico ya que permite visualizar de forma directa al intestino y su pared, y obtener muestras del tejido afectado. No es solo fundamental para el diagnóstico de la enfermedad, sino también para monitorizar la respuesta a los tratamientos.
Otros estudios por imágenes de utilidad son: la ecografía, la radiografía de abdomen, la tomografía computarizada (TC) y/o la resonancia magnética (RM); que son de gran utilidad para diagnosticar complicaciones (estenosis, fístulas), así como para determinar qué partes del intestino están afectadas por la enfermedad.
El objetivo del tratamiento es la mejoría de los síntomas, evitando la progresión de la enfermedad y sus complicaciones, y con esto, la restauración de la calidad de vida de los pacientes.
La elección del tratamiento va a depender del tipo de enfermedad (colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn), la localización, el grado de la actividad inflamatoria (leve, moderada, grave), la edad, el curso previo de la enfermedad, la respuesta previa a los medicamentos y las necesidades del paciente. Por este motivo, es muy importante que la elección del tratamiento sea personalizada.
Existen dos tipos de tratamiento, el que se utiliza para controlar la clínica en los brotes de actividad, para que desaparezcan los síntomas y evitar complicaciones. Y el tratamiento de mantenimiento para mantener la enfermedad inactiva y evitar la reaparición de síntomas.
Tenemos 3 enfoques de tratamiento: