Inmunología | Guía para pacientes

La espondilitis anquilosante (EA) es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta principalmente la columna vertebral y las articulaciones sacroilíacas, forma parte de las articulaciones de la cadera. Esta afección puede provocar dolor, inflamación, rigidez y, con el tiempo, la fusión de las vértebras, lo que puede llevar a una pérdida de movilidad en la columna vertebral.
La causa exacta de la espondilitis anquilosante no se comprende completamente, pero se cree que tiene un componente genético importante, ya que suele ser más común en personas con antecedentes familiares de la enfermedad. Además, se la considera una enfermedad autoinmune, en la que el sistema inmunológico del cuerpo ataca por error las articulaciones y la columna vertebral.
Esta enfermedad comienza con mayor frecuencia entre los 20 y los 40 años. Es mucho más frecuente en los varones, en una relación varón: mujer 3:1. Probablemente, las mujeres sean menos frecuentemente diagnosticadas porque la enfermedad podría manifestarse a través de formas más leves o menos definidas.

SINTOMAS

Suele comenzar en forma insidiosa con dolor de espalda o de la región lumbar, que se agrava en el reposo, suele despertar al paciente por la noche, y provoca rigidez al levantarse por la mañana. Este dolor mejora con el ejercicio. La columna puede doler en toda su extensión (cervical o lumbar), como así también las articulaciones sacroilíacas a nivel de los glúteos o las articulaciones de las caderas a nivel de la región inguinal. También existe la posibilidad de aparición de dolor en los sitios de inserción de tendones, sobre todo en los talones. Esto puede estar acompañado de síntomas generales tales como fatiga, fiebre, pérdida de apetito y pérdida de peso.

DIAGNOSTICO

El diagnóstico se basa en la clínica y en la exploración física. Para confirmarlo se realizan radiografías de la pelvis y la columna vertebral. La realización de determinados análisis de sangre puede apoyar el diagnóstico, como son la determinación del HLAB27 o una proteína que mide la inflamación como la proteína C reactiva que en algunos casos está elevada.

TRATAMIENTO

El tratamiento se centra en aliviar los síntomas y prevenir la progresión de la enfermedad. Esto puede incluir medicamentos antiinflamatorios, agentes biológicos, terapia física y ejercicio para mantener la flexibilidad de la columna vertebral. La cirugía puede ser necesaria en casos graves para corregir deformidades o fusiones espinales significativas.