La artritis reumatoidea (AR) es una enfermedad inflamatoria crónica autoinmune de causa desconocida. En la AR el sistema inmune ataca por error las membranas sinoviales, que son las capas que recubren las articulaciones, causando inflamación crónica. Si bien al comienzo la enfermedad compromete principalmente manos y pies, otras articulaciones como rodillas, tobillos y codos pueden afectarse con el tiempo. En menor frecuencia pueden verse comprometidos otros órganos de nuestro cuerpo.
Si la AR no es tratada a tiempo, la inflamación puede llegar a deformar las articulaciones generando discapacidad física y alteración de la calidad de vida.
Afecta más frecuentemente a mujeres que a hombres entre los 20 y 50 años, aunque no es exclusiva de esta edad y sexo. Existen otros factores de riesgo que aumentan la probabilidad de tener AR, tales como:
Los síntomas más comunes son: rigidez por la mañana, dolor y la hinchazón de las articulaciones. Pueden acompañarse de debilidad generalizada, fatiga y con menor frecuencia fiebre.
A través del examen clínico del reumatólogo, que se debe confirmar con la ayuda de estudios de sangre, radiología y/o ecografía.